La Escuela Salmantina, El Bordado Popular Serrano
El nombre de este capítulo obedece a la controversia que se está dando sobre la zonificación geográfica de la manifestación del bordado popular, entre los diferentes estudiosos que han escrito y estudiado sobre ello, si es Escuela Salmantina, que se daba en toda la provincia pero que en el S. XIX y XX solo ha pervivido en la Sierra de Francia. Lo que una vez hubo, es difícil que pueda desaparecer sin dejar rastro.
El desarrollo del Turismo Rural en el último cuarto del S. XX hizo que las comarcas rurales empezaran a recolectar enseres, muebles, bordados, trajes típicos que durante los años sesenta del siglo pasado fueron vendidos indiscriminadamente y que ahora parecen adornar los espacios dedicados a la hostelería. En la Sierra de Francia locales abiertos al público y casas privadas comienzan a buscar en arcas y arcones y los bordados del S. XIX se encuentran hoy convenientemente enmarcados.
Dicen, acertadamente, que donde hubo hayas.
Por razones profesionales relativas al patrimonio y al desarrollo del turismo rural-cultural he recorrido las comarcas salmantinas repetidas veces. En algún caso he encontrado fuera de la Sierra de Francia un bordado de estas características presidiendo un restaurante e invariablemente la respuesta fue o lo habían mandado hacer en la “Sierra “ o bien que lo habían aprendido a hacer en los cursos sobre bordado popular serrano que la Diputación de Salamanca impartió en toda la provincia.
Creo que, si hubo un momento en que este bordado con todas sus características definitorias estuvo asentado en toda la provincia de Salamanca fue en tiempos bastante remotos, de los que a día de hoy no queda rastro. Otra cosa son las camisas galanas que en toda la provincia guardan similitudes.
Otras de las reflexiones necesarias, acotando el campo de la denominación de Bordado Popular Serrano al que se hace sobre lino en lienzo, con hasta 36 variantes de puntos de “a hilos contados y “a dibujo “ es que determinadas piezas hechas pudieron salir de la Sierra o en otros casos las que salieron fueron mujeres serranas.
Las comarcas del bordado nunca han sido, como en nada, cerradas de tal manera que en muchas piezas se pueden observar características de dos escuelas.
En el libro “Los bordados populares en Segovia” escrito en 1930 por Mª Concepción Alfaya y López y Mª Paz Alfaya y López las autoras nos indican que tres de los bordados presentes en las láminas tienen clara influencia salmantina, pero se encontraron entre los bordados realizados por mujeres segovianas o en sus casas.
También sabemos por diferentes bordadoras mayores de La Alberca, Mogarraz, Sotoserrano y sus propias nietas que en el segundo cuarto del siglo XX la tia Triz (Beatriz) llevaba bordados y prendas bordadas en un burro con maletas hasta Salamanca para llevarlo a Francia y le traían agujas especiales para bordar los abalorios , parece ser que este hecho tuvo lugar incluso antes de que según nos contaron Trinidad y Araceli Puerto Pascual (La Alberca) Maurice Legendre, hispanista francés de la Casa de Velázquez en Madrid, en la década de los años cuarenta del siglo pasado impulsara un taller donde iban a aprender y a bordar jóvenes mujeres de la Alberca por unas pesetillas, mantelerías y colchas que iban a Madrid.
Por otra parte, aparte de los motivos que encontramos en la indumentaria tanto serrana como del resto de la provincia, bordados sobre lana, en sobrepuestos o bordados con elementos más nobles, canutillos, hilos metálicos, lentejuelas, etc, veremos más adelante como la profusión de color y puntos solo se puede dar sobre lienzo, lino casero o en la actualidad algodón tejido en tafetán.
Sabemos que la producción del lino en la Sierra de Francia fue de tal dimensión que pudo permitir el arrierismo con este material, no es así en otras comarcas salmantinas, donde el frío, Sierra de Béjar, o la falta de aguas hicieron imposible su cultivo en grandes cantidades.
Tiene toda la lógica pensar que con la abundancia del cultivo los telares de lienzo tuvieran mayor producción en la sierra de Francia y que el buen lienzo, como decían en Candelario, venía de la sierra ( de Francia ) como el buen paño de lana de la sierra ( de Béjar).
Siguiendo esta lógica que tiene que ver con la economía de medios de las comarcas rurales tampoco es de extrañar que fuera en la sierra de Francia, donde más rollos de lino guardaban sus arcas, sus mujeres los decoraran con esmero y laboriosidad más que en otras comarcas.
Evidentemente hoy serranas y serranos lo consideran suyo, y cuando la Diputación de Salamanca desde los años 80 del siglo pasado viene realizando cursos por toda la geografía salmantina lo denomina “bordado serrano “.
Sin lugar a dudas las artes populares en Salamanca tienen una gran vistosidad y profusión. El arte pastoril salmantino, que comparte algunos motivos con los motivos del bordado, es buena prueba de ello.
Con respecto a las labores de aguja la mujer salmantina a elaborado bordados, deshilados y encajes.
El bordado salmantino es de los pocos bordados populares que tienen una personalidad propia: los elementos decorativos, su distribución, la técnica empleada, los materiales, confirman dicha singularidad. Recibe también esta escuela la denominación de BORDADO SERRANO pues en la actualidad pervive en lugares de la sierra de Francia.
Las características más destacadas son siguiendo a Maria Angeles Mena :
- Cierto estaticismo o aletargamiento formal
- Limitación de sus temas que son repetidos
- Macizamiento por sus procedimientos técnicos
- Minuciosidad y perfeccionismo en los puntos empleados y su combinación
- Sobriedad por el colorido de tonos fuertes, con la utilización antiguamente del negro junta a el rojo, verde, azul turiquí u oscuro, y amarillo oro viejo. El negro monócromo en todo el campo y utilización de bicromías . La policromía ha llegado en siglos más avanzados junto con la introducción del color salmón o el coral en algún caso
- La división de la superficie total que ha de ser bordada en cuadros donde se inscribe la decoración ordenada de forma invariable en los bordados más antiguos y las piezas más pequeñas según el ancho del telar
Este bordado tiene dos vertientes, el popular y el erudito para decorar la indumentaria del traje de fiesta en que se empleaban materiales nobles.
Buscando unos orígenes a la singularidad de sus motivos, elementos florales y zoomorfos exóticos se rastrea una clara tradición oriental y que parece que no vino a nuestra geografía con los musulmanes y en la edad media, sino que, como en el caso de la orfebrería salmantina, está ya presente muchos siglos antes.
Y esto se confirma en el paralelismo de estos motivos con decoraciones casi idénticas de la cerámica ibérica encontrada en Azaila (fechada entre el siglo VI y el I a. C.) : palomas y pajaritas, peces, los cánidos así como flores y hojas acorazonadas motivos de origen mediterráneo que encontramos con notable similitud en decoraciones egipcias y púnicas. Todo ello pudo transmitirse mediante Tartessos y la antigua vía de la Plata que cruzaba la parte occidental de la península de sur a norte. Y es en esta cerámica donde se encuentra también un rasgo distintivo de muchos de los animales del bordado popular salmantino que tienen en su interior unas veces corazones y otras otros animales, donde en la cerámica de Azaila encontramos vanos.
Materiales
El bordado Popular serrano se realizaba sobre auténtico lienzo casero tejido en telares de la propia zona siendo de lino puro la trama y la urdimbre y así se mantuvo desde el S.XI al XVII. Posteriormente se empezó a mezclar en la trama hilos de algodón o lana.
La hebra empleada es para los bordados más antiguos de lana o estambre fina. Posteriormente se utilizó mucho la hebra de seda. Lanas y sedas se emplean en los últimos siglos de manera conjunta, pero mientras las primeras se dedican para bordar en negro, las sedas se emplean en los bordados policromos.
El algodón ha hecho su aparición en los últimos tiempos y en siglo XX ya se encontraba el algodón moliné, más barato y apagado que las sedas, pero mucho mejor para la limpieza de las prendas y paños. También se ha encontrado en alguna camisa galana masculina en color crudo, lo que confirma que son ejemplares posteriores.