Aspectos Artísticos
La Composición artistica del Bordado de la Sierra de Francia
Es característica del Bordado Popular Serrano una rica variedad de motivos entre los que destacan los de origen egipcio y asirio, rosetas, palmetas, flor de loto, el árbol de la vida u hom punto y coma representaciones de las cerámicas Iberas de Azaila, pájaras y pavas que están en los relieves visigodos, motivos de las cerámicas mudéjares, el águila bicéfala bizantina, leones pasantes y rampantes de la heráldica, con influencia posterior renacentista de los grutescos y ausencia de lo geométrico y de la figura humana en la decoración. Comparten con otras comarcas del bordado popular algunos de los motivos, pero la solución técnica es diferente.
Los motivos utilizados son los zoomorfos y fitomorfos. Solo encontramos en la encomienda un motivo en disposición geométrica circular la mayoría de las veces compuesto de motivos fitomorfos.
Según algunos investigadores la presencia de otros animales más allá de los pájaros o pájaras y los leones son una introducción del S. XIX. Sin embargo en las colecciones museísticas textiles hemos encontrado muchos animales, búhos, ciervos, toros, águilas, hasta unicornios, siendo este el único animal mitológico encontrado. Los dragones y grifos que hoy pueblan el bordado serrano, si parecen adquisiciones más recientes.
Lo que es cierto es que una parte importante de este bordado radica en la composición general y en cada uno de sus motivos, creados en unas ocasiones por manos anónimas de mujeres con una aptitud excepcional y posiblemente natural para el dibujo y la expresión del movimiento.
ORDENACIÓN DE LOS MOTIVOS
Cuando los paños son de tamaño más pequeño, bien rectangulares o cuadrados la ornamentación se dispone en los bordes ocupando todo el perímetro de la pieza y en una faja ancha. El centro también se adorna con motivos.
Los motivos suelen ir enlazados entre si, van mezclados simetricamente pero sin ritmo, de un modo pesado y denso: todos los motivos del reino animal, vegetal, simbólico y real. Los paños más antiguos, habitualmente eran rectangulares y tenían el ancho del telar, se bordaban exclusivamente en negro con un punto muy macizado que desde los cuatros bordes de la pieza iban avanzando hacia el interior . Estas piezas testigo se encuentran invariablemente en Colecciones y Museos.
La decoración se proyecta en una ancha greca todo alrededor, con altos penachos centrales en dos de sus lados. Combinación floral y animal. La primera está colocada sobre jarrones de forma maciza y apretada, destacan las rosas, tulipanes, palmetas, palmeras. Los animales son el águila, pájaros y leones coronados con tres penachos. Seda sobre lino, de tintura casera, donde se observan varios tonos de negro. Es un ejemplar de excepcional interés por ser exponente de una decoración muy antigua en la forma de su ordenación. María Angeles González Mena. Catálogo de bordados Instituto Valencia de Don Juan. Madrid.
En algún momento en siglos posteriores se dejó de utilizar el negro como único color en los paños. Aparecen entonces los cuatro colores que tipifican este bordado, con colores de tintas planas, rojo, azul, amarillo y verde. El horror vacui se hace menos intenso y las composiciones son menos abigarras. Los paños se aligeran deshilados o encajes.
Hasta principios del S. XX y en el medio rural de la Sierra de Francia con abundante y según D. Eugenio Larruga, de excepcionalidad calidad, el lino salido del telar, en tafetán, llamado lienzo o el arrealado, se guardaba en rollos bien prietos para evitar su exposición a la luz y las arrugas, cada rollo de lienzo puede oscilar entre las diez y las cuarenta varas, dependiendo del lugar y telar y el ancho es de alrededor de unos 60cm.
Esta tela se cortaba para confeccionar los diferentes paños que después se bordaban. Para piezas más grandes como sabanas de cama marital o colchas, se hacía necesario unir 3 paños, 3 patas o 3 piezas de rollo con randas o encajes que se llamaban Entredós.
La mayor parte de los paños más antiguos del ajuar doméstico, colchas, delanteras de cama, presenta la ordenación de dividir la superficie de la pieza en cuadros de manera invariable. Esta ordenación no la daba el gusto, sino la economía de medios. Unían los trozos de tela de lino que iban quedando después de haberlo ido utilizando.
Dentro de cada uno de los cuadros se van instalando los motivos en una mezcla armónica. Los motivos más estimados en el centro, o en los puntos medios de los lados del centro. Los huecos libres se ocupan con otros motivos más pequeños siempre en simetría. Esta ordenación manifiesta la tendencia de origen oriental del “horror vacui” que viene además subrayado por el gran tamaño de los motivos. Esta ordenación se da en piezas antiguas.
Es importante tener en cuenta que en todas las piezas se observa un riguroso eje de simetría que llega hasta hoy, aunque en algunas piezas en Colecciones y Museos no la abservan tan tajantemente.
Durante el S. XX la composición de las piezas sufrió una profunda transformación, en el medio rural a principios de siglo se extinguieron los telares artesanos y las telas ya no tenían la limitación en su anchura de 60 cm .
Así, las piezas grandes, colchas y manteles, ya no necesitaban ser cosidas entre sí y comienzan a aparecer piezas cuya composición artística abarca el ancho y alto de la tela. El deshilado, pocas veces visto en piezas más antiguas, surge con fuerza junto con el bordado.