El Bordado en la historia
Maria Angeles González Mena, lo define como “una de las artes suntuarias más antiguas, esencialmente consiste en ornamentar una superficie flexible con hebras flexibles o pequeños elementos manipulados del mundo mineral”.
Los orígenes de esta práctica están en tiempos remotos. Todos los pueblos de Asia, hindúes, persas, babilonios, asirios, hebreos y chinos; de Europa, íberos, griegos, romanos, vikingos, galos, celtas; de África como fenicios cartagineses y árabes, y en América , aztecas, mayas e incas conocieron el arte del bordado.
El bordado responde a aspiraciones humanas que se encuentran en todos los continentes y pueblos, se borda por motivos espirituales-religiosos, se borda por ostentación social en el sentido de mostrar la jerarquía que se tiene en la comunidad y también se borda, en el caso del bordado popular, por un gusto que todo humano siente de decorar sus enseres y su vivienda.
La primera prenda bordada que se conserva, gracias al clima seco del desierto, es egipcia. Esta es una camisa de lino que se encontró en la tumba de Tutankamón (1360 a. de C,)
Entre los sirios, fue Babilonia el centro de los ricos bordados y encajes como demuestran sus bajo relieves. Los motivos son figurativos, humanos y animalísticos, combinándose con elementos vegetales, destacándose la roseta asiría, el “árbol de la vida” y la palmeta, ocupando todo el espacio con un carácter macizado.
Los romanos, por su parte, le dieron el nombre genérico de acupictus, es decir, pintura de aguja ,“ad acu”- a la aguja. Por la semejanza que tienen algunas de estas labores en los trazos con pluma de ave denominaron al bordado como plumarium opus, Cicerón y Lucano le denominaron plumatus y Lucano habla de plumatus auro.
En los textiles el Imperio Bizantino es pródigo. Se convirtió en un importante centro comercial con los países orientales. De Persia, Egipto y Siria, tomó elementos decorativos y técnicos, así como el gusto por el colorido.
Difundidas por los cruzados su influencia se extendió por toda Europa fundamentalmente por toda Italia y la zona mediterránea.
En el Bizancio medieval se bordaban prendas de corte, vestiduras de ceremonia y eclesiásticas.
En el siglo VI se inició la producción de seda en este Imperio con los gusanos de seda que habrían sido traídos de contrabando desde Oriente Medio.
La invasión árabe (siglo VII) unifica bajo su dominio el mundo oriental –excepto la propia Bizancio- y gran parte del litoral mediterráneo, norte de África, Sicilia y España y con respecto al arte del bordado estos son mazizados, con gran profusión de ornamentaciones, donde no se descubre, en muchos casos, la necesaria tela base, el llamado ''horror vacui ''.
En la alta edad media, en los reinos cristianos apena se borda fuera de los monasterios, entre los cuales se cita el de San Galo en Suiza como muy activo e idustrioso.
En el XIII empiezan a bordarse los escuedos y otros motivos de caballería sobre las piezas lujosas y se hace la composición más recargada, complicada y mejor colorida aumentando desde el S.XIV la variedad de colores en las sedas.
A partir del S.XIII los bordados se esfuerzan por parecer pinturas y este arte decorativo menor iba a unificar su andadura con la evolución artística.
Es en este siglo cuando comienza el bordado a realce y en el S. XV toma características de alto relieve. Quizás sea a partir de este momento cuando la línea erudita y la popular en el bordado comienzan una evolución diferente.
La verdadera pintura de aguja con figuras del todo bordadas y con sombras y degradación de tintas, imitando los lienzos pintados no empieza hasta el siglo X desde cuya mitad se ensayó en Italia el procedimiento del oro matizado el cual pronto se hizo común en Flandes y se generalizó en España durante el siglo XVI.
En este último siglo aparece el bordado a canutillo que sigue hasta hoy muy en uso.
Insertado en el devenir histórico europeo a partir de los S XIV y XV el bordado se profesionalizó en diferentes gremios: hilanderas, tintoreros, iluminadores, tapiceros instituyéndose cofradías e instalándose en determinadas calles que recibían nombres que hacían referencia a algunos aspectos del oficio (calle de bordadores en Salamanca) lo que pone de manifiesto que empieza a ser una profesión con prestigio social. Los grandes pintores y artistas del momento realizaran bocetos y dibujos para ser bordados.
Los bordados eruditos, matizados, de plumetis, también recibe el nombre de plumarium y opus plumarium.